Crítica: Twelve.

Lo último de Joel Schumacher no tiene nada de diferente frente a otros intentos de retratar las frenéticas vidas de los jóvenes del Upper East Side, pero logra sostenerse por la buena labor de sus jóvenes protagonistas, lo que la hace suficientemente atractiva.

El próximo viernes se estrena en la cartelera española la nueva película del director Joel Schumacher, uno de esos cineastas de carrera muy irregular que de vez en cuando sorprende con cine de entretenimiento puro y duro como 'Jóvenes ocultos' y 'Última llamada' y otras veces todo lo contrario ('Batman & Robin' y 'El fantasma de la ópera,' entre otras muchas).

Su nueva cinta, Twelve, adapta el best seller literario escrito en 2002 por un adolescente de 17 años llamado Nick McDonell, en el que retrataba las vidas de la élite de los estudiantes en el Upper East Side de Manhattan, eso sí, en una visión totalmente radical a lo que vemos en series como 'Gossip Girl'. La historia gira entorno a White Mike, traficante oficial de los jóvenes de este glamouroso barrio de la gran manzana, quien no ha probado una droga en su vida. Mike es incapaz de hacer frente a la reciente muerte de su madre además de no ser lo suficientemente valiente para confesarle a Molly lo que siente por ella, evitando a toda costa que la chica descubra su verdadera ocupación. Mientras tanto, su primo es brutalmente asesinado intentando comprar droga y su mejor amigo arrestado por el crimen. Conocemos también a una adolescente capaz de cualquier cosa por conseguir un poco más de la sustancia del momento, el Twelve, y un grupo de jóvenes todos ellos con una personalidad muy definida que se reunirán en el dieciocho cumpleaños de la chica más popular, arpía y manipuladora (todo sea dicho) del instituto, que traerá terribles consecuencias para más de uno de ellos. En resumen, un cóctel de drogas, sexo, violencia, narcisismo, abandono familiar y muchísima superficialidad que se dan lugar conforme vamos conociendo uno a uno a todos los personajes de la trama.

Quizá el principal problema de la cinta es la velocidad de vértigo con la que suceden las cosas. Se narran los acontecimientos de tres días en apenas 90 minutos, días en los que suceden muchísimas cosas sin apenas darnos tiempo a conocer a los personajes con profundidad. Otro gran error es el peso que se le dan a ciertas historias que no aportan apenas nada a la trama (como el triángulo que forman Sara con su novio Sean y Andrew), mientras que otras se quedan a medio camino como le pasa a la del personaje de Hunter o a la historia de White Mike y Molly, desaprovechando el talento de Emma Roberts.

Sin embargo eso no impide que los actores se muevan como pez en el agua, porque como ya he dicho, si la película se sostiene és en gran medida por el gran trabajo que todos y cada uno de ellos hacen con tan poquito tiempo en pantalla. Especialmente buena es la labor de la actriz Emily Meade que interpreta a Jessica, una estudiante modelo que pone en peligro su futuro al dejarse seducir por el Twelve del título. Pero no es la única, Rory Culkin, Billy Magnussen y la modelo Esti Ginzburg también están magníficos. Quizá el único que no llega a hacerse con su personaje es Chace Crawford, pero porque una vez acostumbrados a su trabajo en 'Gossip Girl', no terminamos de verle en el rol de un traficante de drogas con tanto que ocultar. Pero no es problema de Crawford sea mal actor si no que por el momento es un actor tan guapo como limitado.

Interesante es la voz de un Kiefer Sutherland (actor fetiche del director) que hace de narrador en el original, y que nos hace partícipes de cómo se sienten los protagonistas en vez de verles en situaciones que expliquen el por qué de sus actos. Aparentemente el guionista Jordan Melamed incluyó líneas específicas sacadas del libro original de Nick McDonnell, por lo que suponemos que este gesto lo agradeceréis los que hayáis tenido la oportunidad de leerlo.

En resumen, Twelve es un filme que se precipita en querer contarnos todo en muy poco tiempo, y que vale más la pena tomárselo como punto de encuentro de un buen puñado de jóvenes actores con talento que como una película que vaya a aportar algo nunca visto sobre los pijos del Upper East Side.

Puntuación: 2'5 sobre 5 estrellas.