Crítica: "Tiburón 3D: La presa".

David R. Ellis, autor de algunos títulos interesantes aunque olvidables como 'Serpientes en el avión', 'Cellular' y la segunda entrega de 'Destino final', regresa a nuestras pantallas con un lamentable y casposo subproducto de serie B capaz de aburrir al espectador menos exigente.

"Tiburón 3D: La presa" es la historia de Sara (Sara Paxton) y su grupo de amigos -- entre ellos los televisivos Dustin Milligan ('90210'), Sinqua Walls ('Vida secreta de un adolescente') y Chris Zylka ('Diez razones para odiarte') -- de veraneo en el lago Crosby, convertido en el hogar de un buen puñado de tiburones hambrientos manejados por los lugareños de la zona.

Con una trama cogida con pinzas como ésta, era de esperar que un director con experiencia en el género buscara parodiarse así mismo como bien lo hiciera su colega de profesión Alexandre Aja en el reciente el remake de 'Piraña' e incluso Nicholas Mastandrea en 'Aullidos', aunque por desgracia, Ellis opta por todo lo contrario sin ningún ápice de sentido del humor y carente de personalidad alguna.

Promocionada como una cinta sangrienta, las escenas de muerte no podrían ser menos explícitas. Teniendo en cuenta que la mayoría ocurren bajo el agua, la carnicería, a manos de unos tiburones que ni siquiera salen bien parados en el apartado técnico, se limita a una mancha de tinte rojo sobre el agua. Señor Ellis, en los tiempos que corren ¿cómo es posible que con un presupuesto de 25 millones de dólares, las secuencias clave estén tan mal llevadas a cabo?

Mención aparte merece la protagonista de la historia, la frágil Sara Paxton -- inmensa en 'La última casa a la izquierda' -- se pasa toda la película poniendo cara de circunstancia y perdida en una multitud de situaciones a cual de ellas más rídicula. Y ¡ojo! porque la señorita Paxton ya ha fichado por el próximo proyecto del director, un filme de terror llamado 'The Briar Lake Murders'.

Con todos los tópicos de este tipo de producciones llevadas al límite de la estupidez, "Tiburón 3D: La presa" no sirve ni como aperitivo para los tiburones protagonistas. Un bodrio de proporciones épicas.