El filme, basado en la novela superventas de Sara Gruen, sigue los pasos de Jacob (Pattinson), un joven estudiante de veterinaria que, en plena época de la Gran Depresión, se ve obligado a dejar su formación tras quedar huérfano de padres. Su destino le lleva a subirse al tren del circo de los hermanos Benzini, donde comienza a trabajar limpiando el estiércol de las bestias hasta que, su carácter y su relación con el dueño del circo, el terco August (Christoph Waltz), le convierten en veterinario y maestro de la elefanta Rosie, una recién llegada que se niega a aprender las acrobacias.
Pronto, el joven comienza a forjar una relación con Marlena (Witherspoon), una de las estrellas del espectáculo que trabaja como amazona y que, muy a su pesar, vive condenada a pasar el resto de su vida con August.
Excelente labor tras las cámaras la de un Francis Lawrence ('Soy leyenda', 'Constantine'), que cuida al máximo el estilo visual, retratando con brillantez técnica cada plano de un circo continuamente en movimiento. Gracias a su estética y a su puesta en escena, Lawrence logra hacer sentir partícipe al espectador de la experiencia, llegando a sus emociones con este relato de los difíciles años treinta como trasfondo de una bella historia de principios y de amistad, pero sobre todo de amores imposibles.
Así, nos encontramos con un trío protagonista de lo más sólido, desde el cruel August (interpretado con maestría por el alemán Christoph Waltz), a una Reese Witherspoon hechizante como de costumbre, sin olvidarnos de un Robert Pattinson carismático y convincente en el papel del protagonista, algo que no veíamos en él desde el estreno del primer 'Crepúsculo' hace ya tres años.
Elegante y muy disfrutable, "Agua para elefantes" es una agradable sorpresa para todos aquellos amantes del cine romántico al clásico estilo de Hollywood y que, como yo, no tuvieron oportunidad de echarle un vistazo en su paso por los cines.
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